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Escritor: Fiódor Dostoievski
Siglo XIX. Segunda mitad. Rusia. Un tiempo en el que la ciencia y los avances tecnológicos de Occidente, como un eco, repercutieron irremediablemente sobre la forma de vivir y entender la vida de todo el planeta. Son los tiempos del barco de vapor, del ferrocarril, de la industrialización del capital, en el que ideas nuevas chocan con las antiguas, provocando el surgimiento de otras diferentes y amenazando seriamente las viejas.
En este escenario, una familia, los Karamázov, van a ocupar con toda la fuerza de su naturaleza, una fuerza de amor a la vida, egoísta, generosa, amorosa, violenta y bruta, la trama de esta novela. Y es que no se dice mal en la novela cuando se describen a estos Karamázov como “la fuerza de la tierra”. Los miembros de esta familia lo forman un padre y sus tres o (mejor aún) cuatro hijos.
El padre de 55 años, un parásito decadente y esclavo de sus vicios, para el que el libertinaje es su única morada y filosofía. Sus hijos ya adultos, criados casi como huérfanos y sin guía, confusos como lo son los nuevos tiempos, desarrollarán diferentes formas de su misma naturaleza Karamázov.
El mayor, Dimitri, es el Karamázov desatado y desenfrenado, que se deja llevar por sus deseos, pero bajo el que aún pervive un ser moral, “el alma de Rusia”; Le sigue Iván, un Karamázov superior en inteligencia, más racionalista, “el occidentalista”, comedido, pero que sin embargo, bajo esa contención existe un profundo conflicto moral interior; Smerdiakov, el Karamázov advenedizo, el que escucha y almacena ideas, sin alma, sin conflicto, y por tanto capaz de hacer la teoría realidad, ¿”el vanguardista”?; Y por último, Alexei, el pequeño, el que aporta luz, estabilidad, tranquilidad, “el populista, el alma del pueblo”, el que se mueve entre todos los personajes de la novela con su forma de amor activo, fiel a las ideas de un cristianismo oriental, el staretsismo.
Todos los personajes de la novela experimentan sin freno las pasiones del amor, del amor propio, del orgullo, de la culpa, la humillación, el odio, los miedos, ansias, para concluir que “todos somos culpables ante todos y por todo”.
Para animar más la cosa, decir que además de ser una novela que tiene mucho de filosófica, y agotadora por la intensidad de las pasiones, también es - y no estoy exagerando - una novela de intriga, en el que un asesinato, un asesino, unos sospechosos, posibles móviles, y un juicio, nos van a mantener con sus sorpresas de forma muy 'sensualmente' viciados en esta lectura.
NOTAS PERSONALES:
- En toda esta vorágine de ideas salen a relucir el ateísmo, el socialismo, el liberalismo europeo, el antiamericanismo, el integrismo ortodoxo, el catolicismo y su rival la francmasonería, me ha parecido que brilla en un lugar destacado sobre las otras ideas, un cristianismo en su sentido genuino: “El Evangelio cuenta con 19 siglos de existencia, y vive tanto en las almas de los hombres como en los movimientos de las masas, incluso subsiste, inquebrantable, en las almas de los ateos destructores de todas las creencias, ya que ni su inteligencia ni su pasión han podido crear para el hombre un pauta superior a la trazada por Cristo”.
- Se habla del error de equiparar al socialismo ateo con el cristianismo en cuanto a valores como la solidaridad y el anticapitalismo, como creo recordar que era para Nafta en La Montaña Mágica, de Mann. En esta novela se critica a los que así pudieran pensar, porque en realidad no comparten los mismos objetivos: el socialismo ateo busca satisfacer necesidades, y el cristianismo no. “La ley moral de la naturaleza en el ateísmo es diferente a la ley religiosa”. “La igualdad sólo existe en la dignidad espiritual”. De hecho, para el liberalismo europeo suponían mayor amenaza los socialistas cristianos que los socialistas ateos. (Igual Nafta se refería a estos socialistas cristianos).
- Muy interesante y utópico lo de la separación Iglesia-Estado. Para Iván, tal separación no es algo que tenga que ser defendido por los religiosos. En realidad hay una incompatibilidad. Pues los caminos del Estado y de la Iglesia siempre son diferentes. Cuando el Estado Romano adoptó a la Iglesia de los cristianos, esta Iglesia se integró en el Estado, pero respetando lo que ya estaba establecido en el Estado, es decir, respetando las bases propias de ese Estado que eran paganas. Llevará un tiempo, creen ellos, muchos siglos, repiten, para que el hombre comprenda y abra los ojos, y entienda que no hay más camino que el que marca el mensaje de Cristo. Cuando llegue ese tiempo de la madurez del hombre, de forma natural, el Estado se integrará en la Iglesia y no a la inversa como es y fue desde su primera integración.
- Muy crítico con el catolicismo (en particular con los jesuitas): los que han corregido el mensaje original de la Iglesia de Cristo.
- Patriotismo y desprecio por lo que representa Norteamérica: "Detesto a los americanos. Podrán ser grandes técnicos y todo lo que se quiera, pero no son los míos".
Qué poco me acerco a la literatura rusa! Y no será porque no me han gustado las pocas novelas que he leído. De este autor leí hace años Crimen y castigo y me gustó bastante. Aunque quizás no le saqué todo su jugo, que era yo muy jovencita. Tengo que volver a leerlo y también voy a tener que acercarme a esta novela que traes hoy, muy interesante también.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola Margarí,
EliminarTengo pendiente Crimen y Castigo. En breve dejará de estar pendiente, que tengo que leer otros libros que en su trama se basan mucho en esa novela.
Uno de mis eternos pendientes =)
ResponderEliminarBesotes
¡Hola Shorby!
Eliminarasí que te valgo de recordatorio, jeje
Mientras leía tu estupenda (no-)reseña he ido recordando mi lectura de este libro ¡Está aun tan fresca! sí, aun me queda mucho que reflexionar de esa novela, pero en todos esos personajes que tan bien describes veo RUSIA, la Rusia de Dostoievski, la lucha de unos y otros sin encontrar un camino absoluto... Así de extraña he visto siempre a Rusia, y así de claro y profundo a este autor que siempre me desconcierta. Está claro que cada vez que leemos a Dostoievski, nos obliga a reflexionar sobre temas profundísimos, moral, derecho natural, religión, nacionalismo, ... Filosofía encubierta en gran literatura (Si sigo un poco más dejo aquí hecha mi reseña jajajaja) Me encanta venir a leerte y reflexionar contigo en voz alta. besicos miles!
ResponderEliminar¡Hola Susana!
EliminarPodías haber seguido, jajaja. Yo encantada. A mí me quedó también el uso que hace de la diferencia del amor contemplativo o pasivo y el amor activo representado en Alexei, el hermano pequeño que no podía amar pasivamente, necesitaba influir, ¡pero claro! Era todo tan confuso, que cómo saber qué es mejor, si la esencia de cada uno de ellos no le llegaba de forma clara. Yo al final, también me hago un lío, jajaja, tendremos que esperar a Esther, a ver qué opina.
Hace un momento he visto en el telediario que la cabeza de la Iglesia ortodoxa rusa se ha reunido con la cabeza de la Iglesia católica, el papa Francisco, y como te ha pasado con esta reseña, he vuelto a acordarme de Dostoievski.
Icíar:
ResponderEliminar¡pero que lectura tan apasionante ehh! lamento no haberte acompañado a leer esta obra, pero los tiempso en casa, y nuevos trabajos lo hicieron imposible. La vida real me reclama más y más :P
Dostoievski es un hombre complejo, y reconozo en él la necesidad de encontrarle un sentido a la vida más allá del solo sobrevivir, y que estaba inmerso en un país que estaba cambiando, sin realmente sacar de la pobreza y la indignidad que acompañaba a esta a la mayoría de los rusos. ¿De qué servía el progreso, si no mejoraba las condiciones de ellos? ¿no estaban mejor antes, sin ser explotados ahora también por las máquinas? Si lo que eran (por su trabajo) iba a ser reemplazado por ellas, ¿qué iban a ser? ¿qué los definiría? Creo que supo anticipar que ese choque produciría una guerra interna, que a lo mejor podía evitarse si Rusia se abstenía de escuchar los cantos de sirenas que venían fuera de ella. Bien dice Susana que es filosofía envuelta en literatura. Me dejas ganas de ponerme a leer (quizás este año).
Un beso,
Ale.
¡Hola Ale!
EliminarPues ¿sabes qué te digo? ¡Que ni falta te hace no haberlo leído! Jajajaja, porque tu comentario bien podría resumir la esencia de la novela. Al menos eso me parece a mí. Encaja perfectamente a lo que hay en la novela.
Ya nos juntaremos para otras lecturas, menos largas. Aunque .... ¿esto no es vida real? para mí cada vez más jajaja.
Bueno pues llegué a tu reseña, dos meses me ha llevado su lectura. No es un libro sencillo, hay tantos temas... Y menudo final...
ResponderEliminarHola Esther,
EliminarLa parte del stárets se me hizo pesadísima. Creo que en esta edad prefiero a Tolstoi