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En un barrio judío de París se
encuentra una tiendecita de comestibles de esas que permanecen
abiertas hasta la medianoche. La regenta un viejo musulmám sufí,
de mirada tranquila, de pocas palabras y de fácil sonrisa. Su nombre
es Ibrahim.
En el mismo barrio, cerca de la
tiendecita, existe un niño judío de 13 años, también de nombre
importante: Moisés. No es huérfano, pero si dijera que lo es,
tampoco estaríamos mintiendo mucho.
Ambos, estarán destinados a
encontrarse, y siguiendo un símil del libro, probablemente sufí, y
que nos dice que “el hombre pasa la vida en dos sitios: en su cama
y en sus zapatos". "Y que si los zapatos te hacen daño, es mejor cambiarlos”
El señor Ibrahim por un tiempo será una valiosa guía para este
adolescente, o siguiendo este símil, por un tiempo le ayudará a la
adquisición de unos buenos y resistentes zapatos. Y es que “hay
infancias de las que es mejor salir; de las que hay que curarse”.
Se trata de un relato sencillo,
bienintencionado, se diría que entrañable, aunque si he de ser
sincera, yo lo he encontrado flojito, salvo si su creación fuese
dirigido a un público juvenil, en cuyo caso me parecería una
delicia con dos reservas que lo estropean bastante: el tratamiento de la prostitución desde una pespectiva tan superficial y utilitaria; y el tratamiento, también superficial, de la lectura y los libros, y de lo que de ellos se puede obtener. Ninguno de ellos pegan con lo que se supone que pretende el libro: mirar más allá de lo superficial.
Pero quitando esto, y sin abrumar, cuenta con
elementos que enriquecen el mundo interior del sujeto frente al escaparate de
fuera que tanto confunde, y muy conectado con elementos sufíes que
tanto me gustan, a modo personal, diría que dentro de la parte más mística de las
tres religiones monoteístas, -y de lo que por ahora conozco de ellas - ,
el misticismo musulmán sufí es el que más me gusta.
La trama acabará en un viaje lleno de
sentido y en el que no hay lugar al miedo, allá “donde todos los
brazos del río se lanzan al mismo mar. Ese mar único”
Me despediré con unos versos de un
musulmán sufí que tan presente está en este texto. Se trata de
Rumí, y dice:
“El oro no necesita de ninguna piedra
filosofal,
pero el cobre sí.
Mejórate.
Lo que vive, hazlo morir: eso es tu cuerpo.
Lo que está muerto, dale vida: eso es tu corazón.
Lo que está presente, ocúltalo: eso es el mundo de aquí abajo.
Lo que está ausente, hazlo venir: es el mundo de la vida futura.
Lo que existe, destrúyelo: es la pasión.
Lo que no existe, genéralo: es la intención”
pero el cobre sí.
Mejórate.
Lo que vive, hazlo morir: eso es tu cuerpo.
Lo que está muerto, dale vida: eso es tu corazón.
Lo que está presente, ocúltalo: eso es el mundo de aquí abajo.
Lo que está ausente, hazlo venir: es el mundo de la vida futura.
Lo que existe, destrúyelo: es la pasión.
Lo que no existe, genéralo: es la intención”
Dejo un video precioso de un baile de estos derviches sufíes:
NOTAS PERSONALES:
A).- Es curioso que cuando se habla de
libros en las novelas, estos siempre queda muy bien parados. Sin
embargo, en este relato pasa justo lo contrario. Todas las alusiones
a los mismos tratan de alguna forma de desmitificarlos. No puedo
estar de acuerdo, pero me agrada mucho encontrar algo así. Está
bien que nos fastidien un poco, jeje.
- Se habla de “un padre aislado entre libros, enclaustrado entre sus muros de su ciencia”.
- Se habla de que “cuando se quiere aprender algo, no se coge un libro, sino que se encuentra hablando con alguien, porque al hombre a quien Dios no le ha revelado la vida directamente, no será un libro el que se la revele”.
- Cuando el niño empieza a vender los libros del padre, “por lotes, a los libreros de los muelles del Sena. Cada vez que vendía un libro, se sentía más libre”.
Y aquí el link de la pelicula completa: https://www.youtube.com/watch?v=u_jRKb0ajUg
Pues es un libro que me apetece mucho leer, pero por lo que veo, será mejor que no espere mucho, ¿no?
ResponderEliminarBesotes!!!
Margarí,
EliminarYo creo -por lo que te conozco - que te podría gustar, sí.
Yo vi la película hace unos años y me gustó mucho. Para que un hijo no odie los libros del padre igual es cuestión de pegarle la pasión por la lectura. Ya te lo contaré dentro de unos años. Un beso
ResponderEliminarEsther,
EliminarClaro, como dice Ale, es que en este caso el niño parece que ascocia los libros al alejamiento emocional del padre hacia él. Eso no te va a pasar a ti con tus niñas, jeje.
No he leído el libro, pero vi la película, y creo que te entiendo, pienso que debe ser un libro de iniciación para jóvenes, esa es la idea que tengo y que creo que con tu reseña corroboro.
ResponderEliminarYo siempre digo que somos lo que leemos, pero también lo que conversamos. Me encanta eso de que de las malas infancias hay que salir corriendo, cuánta razón hay en esto, hay chavales que que han de madurar a pasos forzados, pero esos pasos les permitirán encontrar algo de felicidad a lo largo de su vida.
Susana,
EliminarEsa parte del libro que comentas, la de la infancia, y permitirte salir de un ambiente así de "tóxico" -como se dice hoy en día-, sí me ha gustado. A veces pasa que uno se encuentra en una familia así de "tóxica" y encima tiene un doble castigo porque no se entiende que uno quiera desvincularse. Esto el libro lo trata con libertad, y al final, dentro de esa libertad, no se hace necesario.
A mí evidentemente, lo que más me llama es ese puente tan destrozado entre dos culturas y reconstruido por Ibrahim y Moisés. Que se caigan los muros y las fronteras y que este París sea ejemplo para Medio oriente. A pesar de que lo encuentes flojito, yo también, a decir verdad, lo leeré para calentarme un poco el corazón. Besos Icíar :)
ResponderEliminarYossi,
EliminarEso estaría bien, pero ahora se ve casi imposible, por eso comentaba lo de bienintencionado. Una lástima, pero quiém sabe.
Si lo quires leer, no te lo voy a impedir, que encima es muy corto, pero le faltan muuuuchos elementos para poder ser realmente un libro que contribuya a crear u puentes entre culturas. Apenas se dice nada de los judios, a pesar de estar en un barrio judío. Te diría que el nombre, no más, y de pasada algo del holocausto, pero muy de pasada.
Hay una película de este relato, que me parece que es un reflejo bastante fiel del libro y te puede matar el gusanillo.
Aquí tienes, Yossi, un link de la película completa:
Eliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=u_jRKb0ajUg
Muchas gracias! Enchufo la tele y la veo :)
EliminarIcíar:
ResponderEliminara mi me gustó mucho y aún tengo pendiente ver la película. Creo que es un excelente libro para jóvenes si. Y ¿cómo no odiaría los libros alguien cuyo padre no estuvo presente por causa de ellos? Siempre he pensado que la sabiduría no la dan los libros. Estos dan conocimiento. Pero para que se vuelva sabiduría tienen que provocar un cambio en mí, adherirse a mi ser. No sólo saber "lo que se dice" sino incorporarlo a mi vida. Si no, es tan solo conocimiento ahí acumulado, que no se ha sintetizado.
Un beso,
Ale
pd. ¡Ayyy, como me gustan tus notas! :D
Bibiliobulímica,
EliminarLe he puesto a Yossi el link de la pelìcula. Yo igual la vuelvo a ver.
Yo sí creo que se puede encontrar sabiduría en los libros. Es un medio como otro cualquiera, o incluso mejor, porque te permite tus propios tiempos, te permite parar cuando lo necesites para pensar lo leído, o incluso rebobinar.
La distinción que haces entre conocimiento y sabiduría, para que lo primero pueda pasar a ser lo segundo necesita de tu propia reflexión. Por eso, si cuando lees, no piensas lo leído, es una tarea un poco inútil, al menos en este sentido.
Confucio ya dijo: “Oír o leer sin reflexionar es una ocupación inútil”.
¡Por eso, no me ha gustado nada esta parte del libro, ni tampoco lo superficial que trata el tema de la prostitución, y todo eso suponiendo que el libro intenta dar lecciones de sabiduría y moralidad! Un poco flojito.
La prostitución Ale aparece como algo necesario para el hombre, pero nadie se pregunta de si es algo elegido libremente por la mujer. Supongo que quiere suponer que sí, pero entonces no se entiende el por qué de que sean consideradas marginales. Flojito, flojito, jajaja.
EliminarAunque no sea una maravilla, como dices, le tengo ganitas. Aunque, ahora que lo pienso, puede que vea la película, si la consigo, y luego ya veremos... En cuanto a lo que comenta Ale, yo diría que nada da la sabiduría, ni siquiera la 'sabia' experiencia, si no aprehendes lo que aprendes.
ResponderEliminarBesines, Icíar!
Carmen,
EliminarHe puesto el link de a película completa en uno de los comentarios, de todos modos mañana lo añadiré a la entrada misma.
En el tema de los libros, veo que lo vemos igual. Hace falta después, de una acción individual ya no pasiva. Se podía decir que leer es algo pasivo, pero luego cuado rumias lo leído, es algo más activo.
Ya he visto el link. ¡Muchas gracias, Icíar!
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