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Bartleby el escribiente



Escritor: Herman Melville.

No hace tanto tiempo que existía una profesión ahora desparecida, la de escribiente. En una de estas oficinas trabaja un jefe, dos empleados de siempre, con sus cómicos y conocidos cambios de humor, en las franjas horarias de siempre. Llega Bartleby, el nuevo escribiente.

Este Bartleby es silencioso, cuidadoso, el primero en llegar y el último en irse, que realiza de forma metódica la copia de documentos, nada pide, es poco exigente. Pronto nos sorprende a todos con una rara rebeldía: ante una orden para cotejar un documento copiado con el original, contesta: preferiría no hacerlo…..

A partir de aquí, esta postura poco a poco se va extendiendo hacia otras parcelas del trabajo, hasta quedarse totalmente inmóvil, y siempre con el mismo argumento: preferiría no hacerlo.
No hay ningún cambio de carácter, ninguna muestra de emociones, siempre la misma negación pacífica acompañada de: preferiría no hacerlo, preferiría no ser razonable….. se contagia a la oficina entera, que inconscientemente adopta el verbo preferir en el lenguaje común, dando a la historia una característica muy cómica.


El jefe de Bartleby, ante esta insólita e incomprensible postura experimenta un abanico de emociones, desde la ira, el miedo, la lástima y la repulsión. De todos los sentimientos que experimenta, es la compasión la que gana, lo acepta, como algo que le ‘estaba decretado desde la eternidad, algo que le estaba destinado, por algún propósito de la Divina Providencia’, y de alguna forma acepta una responsabilidad sobre este personaje. En este sentido, el verdadero protagonista de este cuento, es desde mi punto de vista, el del jefe, por los cambios psicológicos que le hace sufrir.

Me gusta el párrafo que escribe Melville: ‘La felicidad busca la luz, por eso juzgamos que el mundo es alegre; pero el dolor se esconde en la soledad, por eso juzgamos que el dolor no existe’

En este sentido, podría decirse que esta historia es una historia de soledades, pero por encima de todo, para mí, es una historia de compasiones y de responsabilidades. La responsabilidad del jefe sobre este raro ser, cuando se tiene la certeza de que sólo tú has llegado a experimentar esa compasión ante la comprensión de la soledad de ese alma enferma que tienes ante ti.

Pero ya se sabe ‘el constante roce con mentes mezquinas acaba con las buenas resoluciones de los más generosos’. La duda, se siembra, con argumentos más ‘realistas’ Otra vez, la contradicción ¿se puede uno arrancar dolorosamente a alguien de quien tanto había deseado uno librarse?

Como todo cuento, se llega a un final, no diré cómo, no por nada, sino porque sé, que preferirías que no lo hiciera…

NOTAS:

Dejo una reseña de esta novela que la encuentro mucho mejor explicada, con el enfoque de la rara rebeldía de Bartleby mucho mejor enfocada que yo: Bartleby el escribiente del blog Bibliobulímica's blog.

2 comentarios:

  1. Hola!
    No te podría decir qué azar me trajo a tu blog, pero me ha gustado este comentario tuyo al libro de Melville. Para mí Moby Dick es un libro que releo cada tanto, abriéndolo por cualquier capítulo. Me sorprende, y hasta me fascina su humor casi de locura, su desparpajo, su vigencia. Ayer estuve hojeando en una librería sus Cuentos completos, editados por De Bolsillo, pero no me enganché. Y estaba éste que tú comentas.
    Muchas gracias, y adelante con tu blog!

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  2. JOSEBLA:
    Pues me acabas de seducir con Moby Dick, que espero coger pronto.
    Gracias por todo lo demás, y aquí tienes :t : mi regalo de bienvenida
    Un saludo

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