Escritor: Thomas Mann
Novela con aspecto de leyenda
mitológica, ambientada en la India, probablemente a finales de la
época védica, en la que los dioses, con su simbología, aparecen
como adjetivos o conceptos incluso, de los grandes temas del devenir
de la Vida y el ser humano.
La novela gira en torno a un trío
amoroso:
El esposo: Chridaman, de mente elevada,
brahmánica, aunque con un cuerpo que pasa desapercibido a los
sentidos;
El amigo: Nanda, de naturaleza opuesta,
con el que se complementa. Es por comparación más primitivo, de
alegre mente sencilla y cuerpo, eso sí, vigoroso con un atractivo
vital que no deja indiferente a los sentidos.
Por último, la esposa: Sita, el surco,
la tierra, la Grande, cuyos sentidos el matrimonio ha recién
despertado, y cuya belleza “los trastorna y entusiasma”.
Y aquí tenemos a nuestros personajes,
víctimas de las jugarretas de la finísima malla de la apariencia y
la ilusión, en la que se encuentran enredados en esta vida, porque:
“La ley fundamental de la vida que mantiene al mundo, es la ilusión,
el engaño, la imaginación. Esta ley sostiene a todos los seres en
el hechizo, en el tierno anhelo de las criaturas unas hacia otras. La
ilusión que induce a seguir arrastrando la vida, a continuarla”.
Pronto todo se pondrá patas arriba:
por un accidente de esos que solo pasan en tiempos de los dioses, las
cabezas del esposo y el amigo se trocarán con sus cuerpos. Un
trueque que en principio pudiera parecer perfecto para Sita: “El
abrazo de fuertes brazos y el beso de la cabeza del nieto de
brahmanes”, donde el placer prohibido y permitido se unen, ¡Pero!
¡Nunca es nada tan fácil!, …. ¿quién
es de verdad ahora el esposo y quién es ahora el amigo? ¿Es el
cuerpo ahora el mismo regido por la cabeza del otro? ¿Puede
realmente separarse la belleza del espíritu? ….
Para que no se me eche de la
blogosfera, con esto basta para hacerse una idea del libro, y tooodo
lo demás lo dejamos para las notas personales.
Y para compensar me despido con un chiste que le escuché
una vez a Feinmann y me encantó. Dice así:
En un muro aparece escrito un grafiti
que dice:
"Dios ha muerto” (Firmado:
Nietzsche).
Debajo, aparece otro grafiti a modo de
respuesta, que dice:
“Nietzsche ha muerto” (Firmado:
Dios).
POSDATA: La traducción de Francisco Ayala, para mi gusto, deja mucho que desear. Hay cosas que realmente es que no tienen sentido, o suenan raro, raro, raro (como diría Julio Iglesias padre).
.
NOTAS PERSONALES:
Una idea ligera que también se puede sacar del libro es que en realidad el cuerpo no es un producto exclusivo de una naturaleza con la que se nace, que éste depende en gran medida del cerebro, que diferentes cerebros pueden hacer del mismo cuerpo con el que se nace, que tengan aspectos bien diferentes
Recuerdo que Erich Fromm, en su
libro “El arte de amar” hablaba de que la necesidad más
profunda del ser humano es la necesidad de superar su separatidad,
es decir, su conciencia de aislamiento. En esta novela, Thomas Mann,
expone un mecanismo del deseo, que me parece que se basa
precisamente en esta separatidad. Dice: la encarnación crea
aislamiento; el aislamiento crea diferencia; la diferencia crea
comparación; la comparación crea admiración (a través de la
inquietud y asombro); y ya esa admiración es lo que crea el deseo
de intercambio y unión.
Hay mucho Nietzsche en toda la
novela, algunos ejemplos:
- Cuando Nanda le dice a Chridaman a propósito de su forma de observar el mundo: "Todos tus sentimientos de
paz son pura imaginación. Éstos pájaros se arrullan sólo para
hacer el amor, esas abejas, libélulas y coleópteros vibran de un
lado para otro empujados por el hambre; en la hierba suena
secretamente la lucha por la vida repetida mil veces; Y esas lianas
que coronan con tanta ternura los árboles, quieren estrangularlos
para extraer el aliento y la sabia y de ese modo hacerse ellas
gruesas y resistentes. Tal es el verdadero conocimiento de las
esencias”.
O cuando, Chridaman perdona a Nanda al
reconocer: “El destino de los seres en la locura y la separación
de esta vida es quitarse la luz unos a otros, y en vano anhelan los
mejores una existencia en que la risa del uno no sea el llanto del
otro”.
A modo muy muy personal, y que
puedo cambiar conforme pase el tiempo y conozca más cosas, esta
novela me ha parecido que expone dos posturas diferentes, pero también las hace no excluyentes. Me refiero al concepto vital de Nietzsche: “la
voluntad de poder es el devenir de la vida, y para conservarse,
tiene que aumentar. La voluntad de poder es la que conquista,
obtiene, domina”. Es decir, los valores fuertes y vitales del ser humano son los únicos valores verdaderos.
Sobre los tres personajes de la
novela, vemos que son del mismo pueblo y de castas similares, pero
sus ascendientes son diferentes, y esto es lo que los diferencia:
Sita, que significa el surco, es descendiente
de guerreros, puede que Mann haya elegido este ascendiente para
representar más los impulsos vitales del ser humano, en el sentido
de Nietzsche de que son los valores más duros los que conservan la
vida. Por eso, ella es la parte más indecisa, la que va de un lado
a otro. La que tiene un conflicto con el orden y con lo instintivo.
Nanda, el amigo es descendiente
de herreros, un trabajo sencillo que requiere la actividad física.
Es menos exaltado que Chridaman, más terrenal. Parece que no busca
en la belleza más que lo que se deriva de lo que sus sentidos
captan sin mezclar la parte más espiritual. Es el pueblo.
Chridaman, al ser descendiente de
brahmanes, y versado en los Vedas, lo tiene más difícil, no puede
aislarse de su alma de poeta. Para él la belleza no sólo es algo
que existe para hablarle a sus sentidos y satisfacerlos, sino que
existe como un estímulo para encontrarse con el espíritu. Para él
la belleza no está dividida, sino que a través de la belleza
sensorial, alcanza también la espiritual.
“Hay una belleza espiritual, y otra
que habla a los sentidos. Pero algunos quieren atribuir por
completo lo bello al mundo sensorial, separando de él en lo
fundamental lo que corresponde al espíritu, de manera que el mundo
aparecería dividido polarmente en Espíritu y Belleza".
“Este mundo no esta hecho de tal
forma que el espíritu se halle destinado a amar tan solo a lo
espiritual, y la belleza tan solo a lo bello: sino que el contraste
entre ambos permite reconocer con una claridad que es al mismo
tiempo espiritual y bella la meta universal de la reunión de
espíritu y belleza; es decir, la perfección”.
En ha recordado mucho al personaje de
“La muerte en Venecia”, cuando al morir se lamenta del extravío
del poeta:
“Pues sólo la belleza es la única
forma espiritual que recibimos con nuestro cuerpo (la materia) y
que nuestros sentidos pueden soportar. La belleza es, pues, el
camino del hombre sensible al espíritu. La belleza es el camino
que lleva al artista hacia el espíritu (la muerte es su encuentro
final). Un camino peligroso, un camino de pecado y perdición, que
necesariamente lleva al extravío. Porque el poeta, no puede andar
ese camino de la belleza sin que Eros lo acompañe y le sirva de
guía”.
Y después de tantas notas, y tanta complicación, me voy a despedir con un párrafo de Nabokov que
ya en su día me hizo reír, porque .... ¿no habrá en todo esto
mucho de la "hojarasca temática solidificada en inmensos
bloques de yeso cuidadosamente transmitidos de época en época,
hasta que al fin aparece alguien con un martillo y hace una buena
rajadura a Balzac, a Gorki, a Mann”, a que él se refería?
Jajajaja, puede, pero no ...