Escritora: Marguerite Duras
Esta novela, de corte autobiográfico, pudiera resultar en principio
algo rara en su estructura, pues en su originalidad no lleva una
trama de sucesos ordenados. Mezcla pasado, presente y futuro,
anticipando sucesos que despiertan curiosidades, y que luego serán
contados; otras veces preferirá dejar incógnitas, y todo ello con
un uso del lenguaje, metáforas, y reflexiones desnudas, que hace que
todo lo allí contado resulte envolvente y exquisito, al reconocer el
lector en lo leído un texto creado a partir de la más profunda
autenticidad.
Parece incluso que esta narración así
estructurada estuviera compuesta a partir de imágenes o fotografías,
en las que la escritora, al mismo tiempo que las va observando o
imaginando, las va completando para nosotros con esa realidad
invisible que no aporta la imagen y que la escritora, ya con cierta
distancia nos traduce. El amante fue escrito en 1984, cuando
Marguerite Duras contaba con 70 años.
La novela se desarrolla entre 1929 y 1931
principalmente, en Vietnam, que es donde nació y vivió esta
escritora francesa sus primeros 17 años de vida. Toma como eje de
apoyo el momento preciso en que la niña (ella) de 15 años y medio
decide sobre su suerte, decide sobre su propia existencia, cuando se
produce la primera ruptura con su familia. Coincidirá con el
despertar de su deseo, y lo experimentará con un chino y porque es
rico. Nos caerá bien este amante, también presa de su cultura. No
obvia la escritora el racismo “existe la diferencia racial, no es
blanco como yo, debe superarla, por eso tiembla”.
Pero aunque pareciera esta historia de
amor sin amor – o no tan sin amor- el eje principal de la novela, sin
embargo, veremos que no es del todo así. Es a partir de esta
vivencia que iremos conociendo el resto de su entorno y realidad
emocional. De hecho, dice bien, “la historia de mi vida no existe.
Eso no existe. Nunca hay centro. Ni camino, ni línea”.
A partir de aquí, la escucharemos
hablar de una familia “pétrea” sin cimientos para sus miembros, “esta historia
común de ruina y de muerte que era la de nuestra familia”; de su
inclinación natural y temprana por la escritura; de la dificultad
de reconocer cuáles son sus sentimientos, sobre un fondo emocional
endurecido que nos anticipa engañará con el alcohol: “la función
que no tuvo Dios”. “Nunca he escrito creyendo hacerlo, nunca he
amado creyendo amar, nunca he hecho nada salvo esperar delante de la
puerta cerrada”. Más adelante, durante la IIGM dirá: “veo la
guerra bajo los mismos colores que mi infancia. Confundo el tiempo de
la guerra con el reinado de mi hermano mayor. Veo la guerra como él
era, propagarse por todas partes … La pasión embriagadora de
ocupar el territorio adorable del cuerpo del niño, el cuerpo de los
menos fuertes, de los pueblos vencidos, porque el mal está ahí, a
las puertas, contra la piel”; también hablará de la muerte, esa
muerte que se lleva consigo la inmortalidad que creías en el vivo y
que ya no volverá.
Es un libro corto pero tremendamente
rico y lleno de matices. Me voy pero con la sensación de dejar
demasiadas cosas, pero no puedo hacer esto tan largo.
NOTAS:
- Marguerite Duras (1914-1996)
- Es posible que con en este libro se
hayan narrado aspectos que no contuvieran otras obras suyas de corte
autobiográfico. Dice: “En las historias de mis libros que se
remontan a la infancia, de repente ya no sé de qué he evitado
hablar, de qué he hablado, creo haber hablado del amor que sentíamos
por nuestra madre pero no sé si he hablado del odio que también le
teníamos y del amor que nos teníamos unos a otros y también del
odio, terrible, en esta historia común de ruina y de muerte que era
la de nuestra familia”. Y ahora, con la distancia que da el
tiempo, la escritora parece que no necesita evitar decir nada, dice:
Ya no oigo la risa, ni la risa ni los gritos. Se acabó, ya no lo
recuerdo. Por eso ahora escribo tan fácilmente sobre ella, tan
largo, tan tendido, se ha convertido en escritura corriente”.
- Interesante la reflexión sobre la
naturaleza del deseo y la idea de la mujer, y la falta de adoptar una
existencia propia, como diría Jelinek. Dice Duras en este libro: “Sé algo. Sé que no son
los vestidos lo que hacen a las mujeres más o menos hermosas, ni los
tratamientos de belleza, ni el precio de los potingues, ni la rareza,
ni el precio de los atavíos. Sé que el problema está en otra
parte. No sé dónde. Sólo sé que no está donde las mujeres creen.
Ellas esperan. La larga sucesión de días de espera. Algunas se
vuelven locas. Algunas son abandonadas por una joven criada que se
calla. Abandonadas. Algunas se matan. Ese faltar de las mujeres a sí
mismas ejercido por ellas mismas siempre lo he considerado un error.
No se trataba de atraer al deseo. Estaba en quien lo provocaba o no
existía. Era el entendimiento inmediato de la relación sexual o no
era nada. Pero sé que no es cuestión de belleza sino de otra cosa,
por ejemplo, sí, de otra cosa, por ejemplo, de carácter.”
- Sobre la falta de amor a la vida, las
ganas de morir, surten quizás las dudas sobre sus sentimientos: “No
estaba segura, de repente, de no haberle amado con un amor que le
hubiera pasado inadvertido por haberse perdido en la historia como el
agua en la arena y que lo reconocía sólo ahora en este instante de
la música lanzada a través del mar. Como más tarde la eternidad
del hermano pequeño a través de la muerte”.
- El retrato de la madre, en su desesperación tan pura, como dice. Con esa naturalidad característica de ella, y sus ausencias, me ha resultado de lo más entrañable. "Ahí es donde estamos en lo más
profundo de nuestra historia común, la de ser los tres hijos de esta
persona de buena fe, nuestra madre, a la que la sociedad ha
asesinado. Pertenecemos a esa sociedad que ha reducido a mi madre a la
desesperación"
.
Cronología de algunos sucesos
importantes de la novela, que bien pudieran servirnos de mapa:
- 1929: Inicia relación con el
amante rico chino.
- 1931: Tras un año y medio de
relación, finaliza la relación. Se marcha sola a Francia.
- 1931-1938: Es cuando dice: “Entre
los dieciocho y los veinticinco años mi rostro emprendió un camino
imprevisto. He conservado aquel nuevo rostro. Ha sido mi rostro. Ha
envejecido más, por supuesto, pero relativamente menos de lo que
hubiera debido”
- 1942: Muere su querido
hermano menor en Vietnam donde seguía viviendo.
- 1949: La madre regresa a Francia.