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Escritor: Emmanuel Carrère
Hay que reconocer que la religión, de alguna u otra forma, es algo presente en todos, ya la vivamos de forma activa, o pasiva como parte inherente de una herencia cultural. Podemos cobijarnos en ella, o denostarla y culpabilizarla, incluso podemos crearnos un sucedáneo a partir de estas creencias, pero lo que seguro que resulta de lo más atractivo, tanto para creyentes como para no creyentes, es observarla, desde bien lejos, ligeros de todo dogma, en su vertiente exclusivamente histórica. Todo un tema, siempre fascinante y muy útil para comprender los ritmos cambiantes de la historia y sus diferentes civilizaciones.
Emmanuel Carrère hace un intento, de lo más interesante, de llevarnos al origen del cristianismo, y sus ramificaciones, poniendo en escena a los personajes históricos contrastándolos con las escrituras de las que se disponen y los textos de historiadores de la época, aportando alternativas posibles.
Como complemento, se alterna este viaje al siglo I de nuestra era, con la propia experiencia del escritor, con su angustia vital, su hastío, vacío, conflicto interior, consecuencia de los mismos: estará el pasar de reconocerse desde creyente acérrimo, creyente no convencido, a no creyente a secas.
Así que ahí os dejo, en Judea, pero también en Macedonia, Turquía, Siria, Egipto, Persia ... en una época de dominación romana, en la que la civilización griega extendida gracias a Alejandro Magno, impregnaba la región con su cultura y su lengua. En ella, sin embargo, había una religión seguida por los judíos y que los paganos observaban con curiosidad, y es que intuían que pudiera colmar necesidades humanas que otras no parecían ya ofrecer . . .
Me despido con una recomendación: para todos aquellos que les interesen estos temas: tenemos en España al catedrático Antonio Piñero, que sin desmerecer este libro, es tan recomendable o más que el libro que hoy traigo.
NOTAS MUY RESUMIDAS Y PERSONALÍSIMAS (no leer):
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PRIMER GRUPO:
Érase una vez, allá por la primera mitad del siglo I, en Jerusalén, una rara secta judía de galileos. Estos judíos eran seguidores de Jesús. Todos ellos lo habían conocido y seguido en vida. Entre ellos se escuchan nombres que a todos nos suenan bastante, como: Santiago (el hermano de Jesús), Pedro y Juan, por decir algunos.
Se hacían llamar "Los que siguen la Vía" (“Vía”)y hablaban de que su maestro había muerto, pero que también había resucitado. Predicaban además unas actitudes que llamaban mucho la atención y que se derivaban de un concepto de amor, que ahora conocemos como amor cristiano.
Esta secta, como no dejaron de ser judíos, pues continuaban siguiendo fielmente la Ley (es decir, los 10 mandamientos y las leyes de la Alianza: circuncisión, leyes de los alimentos; y de la pureza). -
SEGUNDO GRUPO:
Más adelante, un tal Pablo, también judío aunque griego (de Tarso), de tradición farisea, mucho más culto que los pescadores galileos de la “Vía”, toma contacto con los de la "Vía", decide unirse a ellos y dar a conocer en sinagogas y en diferentes poblaciones más alejadas, la nueva de que el Mesías de las escrituras judías ya había venido, había muerto y además había resucitado, lo cual significaba que el fin se hallaba muy próximo y nosotros también seríamos resucitados. Había que prepararse para el día del Juicio Final que vendría ya en esa generación.
Lo novedoso en Pablo fue, no sólo que tuviera en su punto de mira además de a judíos a los paganos (el resto), sino que hiciera una distinción en la aplicación estricta de la Ley judía. Pablo aplicaba la Ley judía completa sólo a los judíos hijos naturales de Abraham, pero sin embargo, aligeraba esta carga a los paganos, a los que sólo pedía una vez que creían en Cristo, los 10 mandamientos, y no la otra parte de la Ley judía (circuncisión, comida kosher, y reglas de pureza).
Es decir, los paganos que creyeran en Jesús, también podrían salvarse a pesar de no cumplir la Ley judía de forma estricta. Estos serían también considerados judíos, aunque fuesen por adopción y con los mismos derechos que los judíos.
Por eso se dice que Pablo dividió el mundo en dos: en los que creían y en los que no.
Así que, si en un principio, Pablo quiso expandir su mensaje de Cristo sin dejar de pertenecer a la secta judía de la “Vía”, este enfoque sobre la Ley judía, acabó enfrentándolos, y dando origen a caminos diferentes.
A la muerte de Pablo, esta rama fue creciendo y creciendo y es a la que nosotros, los cristianos, pertenecemos. Se podría decir que este judeocristianismo acabó siendo el cristianismo que ganó. -
TERCER GRUPO:
Paralelamente a Pablo, anduvo en la misma época otro judío llamado Apolo, que también como Pablo iba anunciando sus nuevas. Tanto Pablo como Apolo eran cultos. Pablo de la tradición farisaica de Jerusalén, y Apolo de la tradición helenista de Alejandría. Apolo era discípulo de Filón, un rabino que explicaba el judaísmo atendiendo más que a un sentido literal a lo que él creía que eran sus simbolismos. (Supongo que de aquí surgiría otro cristianismo que aún no me he enterado cuál sería. Dejo esto para completar en un futuro, puede que fueran los gnósticos que luego adoptaran el Evangelio y el Apocalipsis de Juan). -
Del PRIMER GRUPO, surgiría:
1.- El cristianismo que inspirado en Santiago, se instaló en Betania, zona desértica a orillas del Jordán. Parece ser, si no he entendido mal, que de estos cristianos se alimentaría más tarde Mahoma;
2.- Y el cristianismo inspirado en Juan, que se convertiría en una secta iniciática, más esotérica, un cristianismo gnóstico, aunque no surgirían hasta mucho más tarde, al reinterpretar el Evangelio y Apocalipsis de Juan. - SOBRE LOS JUDÍOS, se dice que tras la destrucción de su Templo en Jerusalén y como consecuencia de la persecución a la que fueron sometidos más tarde por los emperadores romanos, según nos cuenta Carrère, estos huyeron, estableciendo su pequeña reserva farisea en Yavné, una población cerca de Jaffa. Allí se desarrolló lo que sería el judaísmo rabínico.
- Leer "Cartas a Lucilio" de Séneca. Joyita para Carrère. Publicado en los años 60 (del siglo I).
- Buscar "La vida de Jesús" y "La Historia de los orígenes del cristianismo" de Ernest Renan (1823-1892). Fue un filósofo e historiador francés que quiso escribir sobre Jesús y el origen del cristianismo desde un punto de vista histórico y no divino.
- LIBROS DEL NUEVO TESTAMENTO (27 libros):
- Evangelio de Mateo
- Evangelio de Marcos.
- Evangelio de Lucas.
- Evangelio de Juan .
- Hechos de los apóstoles (atribuido a Lucas también) .
- Epístola de Pablo a los romanos.
- Epístola de Pablo a los corintios (primera).
- Epístola de Pablo a los corintios (segunda).
- Epístola de Pablo a los gálatas.
- Epístola de Pablo a los efesios.
- Epístola de Pablo a los filipenses.
- Epístola de Pablo a los colosences.
- Epístola de Pablo a los tesalonicenses (primera).
- Epístola de Pablo a los tesalonicenses (segunda).
- Epístola de Pablo a Timoteo (primera).
- Epístola de Pablo a Timoteo (segunda).
- Epístola de Pablo a Tito.
- Epístola de Pablo a Filemón.
- Epístola de Pablo a los hebreos .
- Epístola de Santiago.
- Epístola de Pedro (primera).
- Epístola de Pedro (segunda).
- Epístola de Juan (primera).
- Epístola de Juan (segunda).
- Epístola de Juan (tercera).
- Epístola de Judas .
- Apocalipsis de Juan .
- ÚNICAS FUENTES DE LAS QUE SE DISPONEN PARA CONSTRUIR ESTE SIGLO I:
- Los escritos cristianos del Nuevo Testamento.
- Los escritos apócrifos más tardíos.
- Los manuscritos de Qumran.
- Escritos del historiador romano Tácito.
- Escritos del historiador romano Suetonio.
- Escritos del historiador romano Plinio El Joven.
- Escritos del historiador judío Flavio Josefo.