Escritor: Bram Stoker
Parece ser que existió una vez, hace
cientos y cientos de años, un pueblecito rebosante de vida. Por si
estáis interesados en visitarlo, decir que se encuentra a pocas
horas a caballo de Múnich, y aunque antes, como digo, se trataba
de un pueblo rebosante de vida, ahora, sin embargo, se encuentra
deshabitado, rebosante se podría decir también, aunque de una
terrorífica actividad por debajo de la tierra.
Dicen los que saben, que este pueblo
constituyó una especie de foco, desde donde engañadoras criaturas
se expandieron por el resto de lugares, se trataban de muertos, aunque sensualmente sonrosados, al menos en alguna de sus formas. Aún así no todos pudieron marcharse o
morir bajo la estaca, y entonces, de vez en cuando, en noches
determinadas, como la de Walpurgis Natch, salen al oscurecer “para
celebrar sus orgías”.
Bien conocía de la existencia de este
lugar el conde Drácula, que desde Transilvania alerta estaba de un
inglés en particular.