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Escritora: Hiromi Kawakami
Los que siguen este lugar se darán cuenta
que tengo muy poquitas novelas de amor, y la verdad es que no es que
yo sea una anti-amor, no, no, pero es verdad que cuando te decides a
elegir una novela de amor encuentro que es algo de lo más
arriesgado. Hay mucho riesgo de encontrarse una leyendo tramas en
las que se abusa de los sentimientos exagerados, las Grandes
Emociones, cuando en realidad el motor de las mismas tiene más que
ver con: el deseo, con la búsqueda de la belleza, o con la
dependencia del vampiro en el sentido de tomar prestado una ilusión
que te dé un sentido a la existencia, que te dé vida, que te
contagie voluntad; que con el amor mismo.
Sin embargo, cuando me encontré en la
librería esta novela desconocida para mí, y que se anunciaba como
'una historia de amor' no lo dudé, y la razón era porque estaba
escrita por una japonesa. Me dije, por qué no probar, la cultura
japonesa se dice que es diferente a cualquier otra, ¡a ver cómo se
plantea el asunto!, vamos a ver qué es lo que nos devuelve la trama, qué
aporte diferente puede tener.
En esta historia, en una taberna, como
si fuese el bosque en el que habitan los insectos y animalitos, al
final del día se reúnen estas otras “criaturas más grandes que
habitan en las ciudades”, allí sofocan su tranquila y equilibrada
soledad tomando sake o cerveza, alguna tapita, hasta iniciar el
camino de vuelta a casa para acabar el día.
Dos de estas personas serán nuestros
protagonistas. Ella, Tsukiko, tiene 38 años; y él, el maestro, algo
anticuado, tiene 68. Con los altibajos e inseguridades comunes a todos los seres humanos, parece que viven en equilibrio con la realidad
que acepta una vida sencilla, que no espera mucho, que no necesita de
espejismos. Poco a poco, estas dos presencias se volverán cada vez
más familiares la una con la otra, y se irán reconociendo en sus
afinidades, y así sin buscar el amor, una entrañable historia de
amistad y amor surgirá entre los dos, hasta el punto que la
costumbre de estar solos consigo mismos reclamará esa otra necesidad que
surge de haber encontrado una reconfortante compañía en el otro.
No es una novela de pasiones, ni de
heroicidades en el amor, se podría decir que es más bien sosa, y
sin embargo resulta cálida y acogedora, como la voz “dulce y
afectuosa” del maestro tal y como Tsukiko nos lo cuenta.
“Tsukiko, ¿quieres iniciar conmigo
una relación basada en el amor mutuo?”
NOTAS:
- Probar el sake.
- Probar hacer una fondue de pulpo: "se corta el pulpo a rodajas muy finas, se mete en un cazo con agua hirviendo, y cuando emerge a la superficie se coge rápidamente con los palillos, luego antes de comerlo se moja en una salsa de naranjas amargas. El sabor dulzón del pulpo se mezcla en la boca con la naranja amarga y deja un regusto muy especial".
- Esta novela obtuvo el premio Tanizaki 2001. Parece ser que hay película.
La frase que has escogido creo que dice mucho de esta historia.
ResponderEliminarUn abrazo
Blanca,
EliminarSí, y del personaje masculino, :)
Me recomendaron el libro hace tiempo. Siempre se postergan las lecturas que tienes en casa, no sé porqué. El caso es que aunque no sea una lectura de amores apasionados ni de heroicidades no impide que sea una grata lectura ¿verdad? No siempre hace falta mucho "ruido" para que la lectura sea acogedora. "Amor mutuo"... (sonrío)
ResponderEliminarUn abrazo
Ana,
EliminarPues yo creo también que no, que incluso ese poco "ruido" le da más autenticidad.
Lo de "sonrío" jajajaja, ¿no será a modo de ironía? ¿Verdad? Jajaja
Ooooohhh este es de los míos =)
ResponderEliminarBesotes
Shorby,
EliminarJajajaja, pues nada: algo agradable para desestresarse.
Conocía el libro, pero aún no lo he podido leer.
ResponderEliminarEl título me encanta, pero es la traducción que le han puesto aquí en España. El original viene a ser algo así como "El maletín del profesor" (no sé si te dice algo ya que lo has leído).
Y sí, tiene película y cómic ("Los años dulces").
bsos!
Rossy,
EliminarOhhhhh, ¡claro que me dice algo!, hubiera sido el nombre más apropiado. Es el maletín que siempre iba con el maestro, y que nunca decía qué había dentro, hasta que al final dice ella: "En noches como ésta, abro el maletín del maestro, en su interior no hay nada, sólo un vacío que se extiende, un enorme espacio vacío que crece sin parar"
Este me lo llevo, que suelo disfrutar de este tipo de lecturas.
ResponderEliminarBesotes!!!!
Margarí,
Eliminar¡Claro! Y él entre tanto y tanto, pronunciaba unos versos, y eso sé que te gusta mucho.
Yo lo lei hace unos años y me gustó mucho, luego he leído algo más de la autora pero este me parece el mejor, lo de la comida y la bebida es una constante en su obra, eso me gusta. El sake también me gusta.
ResponderEliminarFrancis,
EliminarJajajaja, si es que tienes muy buen gusto, yo tengo la intención de probarlo pronto, a ver qué tal.
Me lo recomendó una amiga hace mucho y lo compré, pero todavía no lo he leído. Me gusta lo que nos cuentas, creo que lo disfrutaré mucho, ya te contaré. Un besote!
ResponderEliminarMeg,
Eliminar¡Pues hay que hacer caso a la amiga, que tan buen gusto tiene! :P
Ni conocía el libro, ni conocía a la autora. Me gusta tu introducción, ya nos das una idea, de tu gusto literario a la hora de hablar, leer o escribir sobre el amor. Ya sabes El amor, el deseo ¿Qué nace de qué? ;) Pocas notas dejas, pero tomo buena nota de las tres. Tu reseña parece tranquila, como el amor que debe andar por ese libro que nos has traído
ResponderEliminarSusana,
EliminarBueno, no sé bien de dónde sale, pero sí te digo que aquí no sale del deseo, el deseo vendría después.
No lo he dicho, pero en la novela es una relación de 5 años, y en los tres primeros pràctcamente jamás quedaban, se encontraban por accidente o casualidad.
:D
No entiendo cómo me he saltado esta entrada, me pasa con tu blog, no sé por qué, no me aparece en los feeds y encima me han invadido los turcos pero. Ue o... Al lío.
ResponderEliminarYo tampoco soy antiamor, soy antimiel rebosante y cuelga tú, no cuelga tú, no tú primero. La exploración del amor como el magnífico sentimiento que es me interesa y estoy segurísimo que me habría lanzado al libro tal y como lo hiciste tú. De hecho, al leer la reseña me he lanzado ya jajajaja.
No sé qué nos pasa a ti y a mí que más que comentar "charlamos" y debatimos. La cita, minimalista donde las haya me ha dado un vuelco, la leo ya. Me encanta cómo la has reseñado, estoy seguro de que me va a gustar. Un beso :)
Yossi,
Eliminar¡Mejor! así siempre me llevo una sorpresa de lo más agradable con tus retrasos que siempre vienen con aportaciones interesantes.
Ufff, lo de cuelga tú, no yo, bueno, tú, se compagina con las carreritas por aquí, carreritas por allá, jajaja. Sí compartimos que no nos entendemos con la clase de amor de Cartas de una desconocida.
La novela te podrá gustar más o menos, pero seguro que pasas un rato agradable. Espero dentro de poco poner ya tu familia ¡Máshber!,
voy a comenzar a leer una ruta japonesa con un club de lectura y este es precisamente con el que vamos a comenzar, así que volveré pronto a comentarte qué me ha parecido.
ResponderEliminarVoy a buscar también la película ;)
un beso,
Ale.
Bibliobulímica,
EliminarEspero que te encante. Poco a poco me va gustando la literatura japonesa, al principio aunque no me desagradaba nada me parecía raro, ahora incuso cuando veo a un japonés por la calle lo veo con curiosidad.
Son lecturas que dan sosiego.
Icíar:
ResponderEliminarpues ya he leído el libro, y la película por más que la he buscado no la encuentro :(
Tiene su encanto...pareciera que va a un ritmo diferente de lo que estoy acostumbrada, me costó meterme en su fluir sereno; estoy de acuerdo en que son lecturas que dan sosiego.
Me gusta como trata el tema de la soledad del hombre y mujer y como se interrelacionan. Me recordó un poco a Cortázar en Rayuela (no se ponían de acuerdo, si tocaba se veían, si no, pues no). Creo que es una novela de muchos contrastes: juventud/vejez; poesía/ no poesía; experiencia/inocencia; serenidad/ansiedad.
un beso,
Ale.
Hola Ale,
EliminarUna vez me dijo Carol, del blog Saturday Night 10.15, que a la literatura japonesa hay que acostumbrarse, y es verdad. Las primeras me dejaban un poco fría con ese ritmo, y ese no decir nada hasta el punto de costarte ver el sentido a las cosas, que tan acostumbrados estamos aquí, puede que en el resto del mundo. Sin embargo, ahora me pasa que de tanto en tanto me apetece leer a estos japoneses. No tienen eso, pero ganan mucho en autenticidad. Pasa el tiempo y te queda un agradable poso, cada uno de sus libros.
Otro beso. Te visito muy pronto. :D