COMPRAR |
Justine es el primer
libro de una tetralogía ubicada en la ciudad egipcia de
Alejandría, es una novela que como las otras tres que le siguen, se
dice que trata el tema del amor en cada una de sus formas, aunque
si tengo que ser sincera, que para eso esto es personal, y como tengo
que buscar una forma de sintetizar, me quedaría de toda la novela
con el párrafo siguiente y así daría por terminada la presente
no-reseña:
“Y sin embargo yo sabía
que era la postura de la penetración, de la que surgían todos los
aspectos del amor que el ingenio de los poetas y los locos había
utilizado para destilar las sutiles distinciones de sus filosofías”.
La novela está magníficamente escrita además de contar con ingeniosas e inteligentes correspondencias de culturas y corrientes de pensamiento del pasado con cada uno de los pesonajes, sobre todo los femeninos, para explicar asuntos del amor y de la sociedad.
También se nota el uso y aplicación de los filósofos a sus reflexiones, me ha parecido reconocer además de Plotino, a Kant, Hegel, Nietzsche e incluso Marx por ejemplo, así como recursos tan literarios como el de la tercera persona. Todo esto no se puede no valorar, pero a pesar de todo este interesante despliegue, no me ha sido fácil empatizar, salvo excepciones, ni con los personajes ni con sus conflictos. Hay un egocentrismo casi de clase de una época que lo estropea, algo así como decir “en nuestros días todos los artistas están forzados a cultivar una pequeña infelicidad a la moda”, que me hace volver otra vez al primer párrafo con el que empiezo esta entrada.
También se nota el uso y aplicación de los filósofos a sus reflexiones, me ha parecido reconocer además de Plotino, a Kant, Hegel, Nietzsche e incluso Marx por ejemplo, así como recursos tan literarios como el de la tercera persona. Todo esto no se puede no valorar, pero a pesar de todo este interesante despliegue, no me ha sido fácil empatizar, salvo excepciones, ni con los personajes ni con sus conflictos. Hay un egocentrismo casi de clase de una época que lo estropea, algo así como decir “en nuestros días todos los artistas están forzados a cultivar una pequeña infelicidad a la moda”, que me hace volver otra vez al primer párrafo con el que empiezo esta entrada.
Sin embargo sí que me ha
parecido de lo más curioso e interesante, – y puede que por esta razón
continúe con los otros tres libros – la atmósfera para mí novedosa y que me ha resultado de lo más misteriosa, hay algo casi oculto e iniciático en la misma, y es que si por una parte se pinta una Alejandría donde “la mercadería sexual al alcance de la mano es
desconcertante por su variedad y profusión”, también se dice ser
“la ciudad de sectas y evangelios” , y para ello el escritor nos
trae un narrador ”poeta de la conciencia histórica, y estudioso
de la filosofía hermética y otros libros parecidos”.
Tenemos mitología egipcia,
judía, griega y cristiana, pero no en estado puro, sino a través
de nuevas corrientes que nacieron de la mezcla de partes de ellas y que para
sorpresa del lector no están desaparecidas del todo. Me refiero a la
Cábala de los judíos, a la filosofía hermética, y el gnosticismo de
Valentín de Alejandría, por ejemplo.
El personaje central
Justine podría decirse que está construido conteniendo parte de todas ellas.
Y así como cebo, termino
con un párrafo de uno de los personajes clave de la ciudad,
Balthasar, iniciado de la Cábala, judío, homosexual (¿pederasta
también?), y que es el título de la segunda novela de esta tetralogía:
“Alejandría es una
ciudad de sectas y evangelios. Usted parece menospreciar el
sincretismo. Hay que tratar de reconciliar dos polos opuestos en
materia de costumbres y conducta, me refiero a la sensualidad y al
ascetismo intelectual. La característica nacional de los
alejandrinos consiste en que buscan la reconciliación de los dos
rasgos psicológicos más profundos de que tienen conciencia. Las
grandes religiones no hacen más que establecer una larga lista de
prohibiciones. Pero las prohibiciones crean el deseo que pretenden
curar. En nuestra Cábala decimos: cede al deseo pero refinándolo”.
Y como complemento dejo la reseña de Libros y Literatura que aporta un enfoque que puede completar el que aquí falta: http://www.librosyliteratura.es/justine-el-cuarteto-de-alejandria.html
Y como complemento dejo la reseña de Libros y Literatura que aporta un enfoque que puede completar el que aquí falta: http://www.librosyliteratura.es/justine-el-cuarteto-de-alejandria.html
NOTAS PERSONALES:
Algunos de lo elementos
históricos, esotéricos o misteriosos con los que cuenta:
- La novela se publica en 1957. Sin embargo, en 1945 se descubre en la ciudad egipcia de Nag Hamadi unos manuscritos gnósticos escritos en copto de los primeros cristianos, es decir, de aquellos cristianos que fundaron sus creencias antes de que la Iglesia “ordenara” lo que vale de lo que no vale. Concretamente estamos hablando de unos manuscritos de Valentín de Alejandría el gnóstico. Esto tuvo que llegar a oídas del escritor. El personaje de Justine mucho tiene que ver con este gnosticismo, pues según la novela Justine podría ser la Sofía de los manuscritos, que debido a la necesidad de encontrarse con el Padre, rompe las reglas y es expulsada como Lucifer quedando fuera a merced de las bajezas humanas. Por eso, es un personaje del que se dice parecer una criatura sin corazón pero que lo que pudiera parecer que le falta de corazón le sobra de alma.
- La idea de la mujer en la novela, tiene un enfoque que mucho pudiera tener que ver con la mujer que “gozó” de la categoría de prostituta en Grecia (las otras directamente son irrelevantes, no interesan), en todas sus variedades: cada una de las mujeres pudieran encajar en alguno de los tipos de prostitución griega. Por ejemplo: Las pornáis, que en la Grecia clásica eran las esclavas que trabajaban en burdeles, en la novela el cabaret, y bien podría referirse a Melissa, que “había nacido para ser blanco de las fuerzas más destructoras” Otra categoría era la de Las hetairas, que eran las de más alto rango, algo así como la geisha, en ellas no sólo se buscaba el placer sexual, también el placer de la conversación inteligente. Eran las únicas mujeres del mundo griego (hay que joerse) que recibían educación. En la novela la hetaira podría cuadrar con Justine también, un personaje que no sólo va libre por el mundo de las pasiones, sino que es descrita como una mujer con “un hambre devoradora de saber, de lograr el dominio y la fuerza por medio del conocimiento, todo ello bajo apariencias sentimentales” … “rodeada de sus filósofos como la enferma se encuentra rodeada de medicinas”. La relación con los hombres de la novela iba más allá de la parte física.
- La Cábala en cuanto a su concepción de una divinidad andrógina. También la Cábala recuerda a Justine. Se dice de ella en la novela: "De Justine diré solamente que muchas veces pensaba como un hombre, y en sus actos desplegaba en cierto modo esa independencia vertical propia de la actitud masculina". Esto parece que será desarrollará en la segunda novela.
- Y luego Clea, a la que sin darle el carácter de la prostituta del mundo griego, tampoco le da el carácter de mujer normal, le da un carácter casi de diosa, ecuánime, distanciada de las bajezas humanas, y de pensamiento certero, de hecho las descripciones de los personajes más interesantes son las que efectúa este personaje de Clea. Dice la novela de ella, “Clea fue vertida, todavía caliente, en el cuerpo de una joven Gracia, es decir, en un cuerpo nacido sin instintos ni deseos”. Otro personaje que me hace querer continuar con los libros que le siguen.
Estupenda lectura y estupenda reseña. Creo que aquí cada uno tira para lo suyo jejjeje, como en los Clubes de lectura, cada uno barre para su casa, has detectado perfectamente las muchas miradas filosóficas que ofrece el libro, yo vi casi de inmediato el peso de Cavafis en casi toda la obra ;) Esto es lo bueno de compartir lecturas, entre todos se puede hacer una visión muchísimo más amplia del trabajo del autor. A mí me interesan todos los personajes, ahora que hemos conocido al escritor y a la extraña o no tan extraña Justine... debo ir tras los pasos del resto para ver que más me ofrece Alejandría :D
ResponderEliminarSusana,
EliminarJajajaja, sí, es verdad, cada una barre para casa. Cavafis está y merece la mención. Eso me ha hecho añadirte al final de la entrada.
Balthasar promete ponerse de lo más esotérico y sorprendente, jeje.
¡Nos vemos en la próxima entrega! :D
La lectura te ha hecho tener opinions muy contradictorias, la reseña las muestra bien y yo no puedo más que sentirme atraído. Me gusta ese tipo de lucha que puede establcerse con la obra y creo que a mí tambiénme atraería la ambientación, las sentencias con sabor a universales e inamovibles como la que citas menos. El estilo me parece todo un incentivo, no sé, la verdad es que me han entreado ganas de echarle un vistazo, creo que me va a gustar, o mejor dicho, que lo voy a apreciar. magnífica reseña. Un beso, Icíar.
ResponderEliminarYossi,
Eliminar¿Sentencias con sabor a universal e inamovibles? ¡a mí tampoco me gustan!. No vas a tener problema con eso, porque cada personaje aporta algo distinto, así que las sentencias de unos no pueden cerrar a la de los otros. Para que me creas, dice el propio autor: "Qué es un acto humano sino una ilusión cuando dos interpretaciones distintas son igualmente válidas".
Una magnífica entrada. Siempre que salgo de tu blog salgo aprendiendo muchas cosas más. Y hoy no ha sido la excepción, aunque con esta lectura no me vaya a animar. Pero siempre es un placer leer tus reflexiones.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola Margarí,
EliminarUn placer también que te pases por aquí :D
Leí "Justine" con 22 años. Un verano en el que me quedé trabajando en Madrid. Recuerdo que me costaba concentrarme en la lectura a la vez que me sentía como embriagada. Cada vez que abría sus páginas notaba la calima. Alejandría se me aparecía pérfida y misteriosa. A pesar de haber pasado tantos años aún recuerdo las sensaciones que me provocó.
ResponderEliminarAida,
EliminarPues eso es mucho, después de tanto tiempo, que pase eso es porque se trata de una novela capaz de deja poso. Estuve a punto de abandona la lectura, aunque al final continué e iré leyendo las otras tres por diferents motivos.
Ay Icíar, ya comentaré con calma. Hoy ando a la carrera, y ya se me ha terminado el tiempo. Pero que sepas que te he leído y he hecho notas.
ResponderEliminarUn beso,
Ale.
Bibliobulímica,
EliminarBueno, esta novela sé que la conoces. No sé si vas a acabarla, en cualquier caso estaré pendiente de ello cuando la termines o de escuchar el porqué de dejarla, en cso de que no continues. Es un lujo saber que te asomas de vez en cuando por aquí y que me dejes ese agradable saludo.
Viene en la última revista de Círculo, este título y los tres siguientes. Dudé si adquirirlos pero por tu reseña deduzco que he hecho bien en no animarme. Sinceramente no creo que los disfrutase...
ResponderEliminarBesos,
Carmen,
EliminarYo los busqué al verlos en Círculo. Estuve a punto de comprarlos todos, pero dudé, y conseguí una edición digital. No creo que los compre de momento, aunque continuaré pero por otros motivos más relacionados con lo religioso. Así que no te insisto porque te entiendo muy bien.