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Lolita

   
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Escritor: Vladimir Nabokov

Entre los límites de los nueve y los catorce años, surgen doncellas que revelan a ciertos viajeros embrujados, dos o más veces mayores que ellas, su verdadera naturaleza no humana, sino nínfica. Estas criaturas escogidas son conocidas como las nínfulas. ¿Pero ... son todas las niñas de esta edad nínfulas? No, de lo contrario, los viajeros solitarios, los ninfulómanos, hubieran enloquecido hace mucho tiempo. Porque …. no hay nada más peligroso que enfrentarte a la magia de una nínfula”.

Y es que en una civilización como la nuestra, en la que "el antiguo vínculo entre el mundo adulto y el mundo infantil ha sido escindido por las nuevas leyes y costumbres", ciertos tipos de ninfulómano, son presentados como unos solitarios melancólicos espectadores de una belleza que sienten de manera conmovedora e inalcanzable, porque para ellos no existen dos sexos, sino tres, y este tercero es el sexo prohibido perteneciente a lo nínfico.

Año 1947, Estados Unidos. Humbert es el hombre maduro de 40 años que se enamora de una niña de 13: Lolita, pero como en todas las desviaciones hay variedades, la de este Humbert para sorpresa del lector y como consecuencia del genio del escritor hará que el lector, sencillamente, tire a la basura las etiquetas (de pedófilo y pederasta) y se deje llevar con la historia por esas “pistas de baile negras y brillantes” a lo largo de sus 300 páginas.

Humbert se conformaba, como paliativo, con el sucedáneo de amor que le proporcionaba la mujer, "era perfectamente capaz de tener relaciones con Eva, aunque suspirara por Lilith". Se encontraba entre los “caballeros tristes dispuestos a dar años y años de vida por una sola oportunidad de tocar a una nínfula” ….  pronto, un cambio en su destino hará realidad su sueño.

La forma en la que la novela está construida y escrita es absolutamente deliciosa, y embaucadora. Las páginas se pasan con facilidad disfrutando del recorrido de la lectura. La trama cuenta con este tema que se intuye prohibido, además no le falta su dosis de intriga. El lenguaje, lleno de imaginación, resulta a ratos cínico o irónico; también divertido y gracioso; y siempre ingenioso e inteligente y a picos cuenta con una emotividad y profundidad que llena la novela de la belleza que solo el buen escritor-artista-poeta es capaz de crear.

"Sabía que me había enamorado de Lolita para siempre; pero también sabía que ella no sería siempre Lolita". "Sabía que la Lolita oliendo a ninfolandia, descarada, oscuramente depravada, de nuca tensa y cálida y vocabulario vulgar: "fantástico", "súper", "podrido", "fenómeno", se perdería para siempre". Y fue ahí cuando nuestro protagonista se da cuenta que al “llenar el vacío de su alma” con el amor que sentía por ella, se había olvidado de observar “los estados del alma de su Lolita”.


NOTAS PERSONALES:
  1. Humbert, es un nombre parecido a Humbird, que en inglés significa "picaflor". El otro espécimen similar a él, aunque de una variedad menos poética, Quilty, tiene un nombre muy parecido a Guilty, que en inglés significa "culpable". Haze, el apellido de Lolita, significa "bruma". El joven con el que al final se casa Lolita,  se llama Dick, que en inglés significa polla.
  2. Si nos vamos a las definiciones de pedofilia (atracción sexual por niños) y pederastia (el abuso sexual del adulto hacia los niños). El protagonista de la novela podría considerarse un pedófilo, y también pederasta. Aunque la línea que cruza a la pederastia es más discutible. Existe daño y perjuicios, sí, pero más probablemente por un conflicto de intereses: la necesdidad de la niña de un tutor para su desarrollo natural como persona, y la necesidad de él de mantener a la amada. El papel del tutor ya no está enfocado al desarrollo de la niña, sino a satisfacer los caprichos de la niña, para así  permitir la llegada de otra noche de deleite amoroso. Una forma de corromper al menor. Y es que el padrastro como tutor es el “dueño” del menor, pero como amante profundamente enamorado, que tiene miedo de perder a la amada, es su “esclavo”.
  3. Me apetece recordar lo que para Nabokov es la literatura, y que explica en el epílogo. Me da risa lo que dice sobre las filosofías que se discuten en diferentes novelas, que es verdad que parecen un conjunto de conceptos que forman como un idioma aparte dentro de todo el barullo de la filosofía, él lo califica de “hojarasca temática solidificada” , jajaja. Dice: "Hay espíritus apacibles que declararán sin sentido a Lolita porque no les enseña nada. No soy lector ni autor de novelas didácticas … Lolita no tiene lastre moralizante. Para mí, una obra de ficción sólo existe en la medida en que me proporciona lo que llamaré lisa y llanamente placer estético, es decir, la sensación de que es algo, en algún lugar relacionado con otros estados de ser en que el arte (curiosidad, ternura, bondad, éxtasis) es la norma. Todo lo demás es hojarasca temática o lo que algunos llaman la Literatura de Ideas, que a menudo no es sino hojarasca temática solidificada en inmensos bloques de yeso cuidadosamente transmitidos de época en época, hasta que al fin aparece alguien con un martillo y hace una buena rajadura a Balzac, a Gorki, a Mann”. (¡¡¡ A Mann, jajaja, a nuestro Mann!!!) Aunque esta novela me ha gustado mucho, sigo sintiendo predilección por la que él llama Literatura de Ideas, un poco me debo encuadrar entre esos “espíritus apacibles” :D.
  4. Otra cosa, en referencia a la literatura, también comenta Nabokov que no es amigo de simbolismos ni de elegías, y esto me vuelve a recordar a la referencia anterior a la Literatura de Ideas. No le debió gustar mucho a Nabokov, Mann.
  5. Otra cosa que aparece en el epílogo y que también merece la pena guardar por su capacidad de síntesis, es el comentario que hicieron dos de los lectores sobre esta novela, porque los dos valen aquí y el que ha leído la novela puede verlo. Uno dijo de Lolita: “es  el viejo mundo que pervierte al nuevo mundo”; y otro sin embargo, dijo: “es la joven América pervirtiendo a la vieja Europa”.


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De parte de la princesa muerta

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Escritora: Kenize Mourad

Hoy traigo una de esas novelas históricas que han conseguido situarse, - dentro de este género - , en un lugar destacado. Así nos lo indica su éxito de ventas, y tiene sus razones.

Aborda el período de la Historia que va desde 1918 (final de la IGM) hasta 1941. Fue en estos años cuando la Turquía de los sultanes dejaría de serlo para convertirse en la República de Atatürk. La familia real otomana será expulsada condenada a vivir en el exilio.

Este período de tiempo va a coincidir con la vida de nuestra protagonista, Selma,  sultana nacida en el harén turco,  además de ser la madre de la escritora.

Será la hija, la que dando voz a su madre muerta, Selma,  nos enseñárá y explicará los cambios que experimenta Turquía, la sucesión de sucesos que acabará con la monarquía turca,   y como consecuencia más personal, la historia del exilio que su madre se ve obligada a recorrer.

Diferentes escenarios van a ir apareciendo: desde Estambul,  Beirut, Lucknow en la India, hasta  París.

Sin embargo, a pesar de que no tengo objeción alguna con el despliegue de detalles históricos, que me han resultado muy amenos, trabajados y ricos en cada uno de estos escenarios, además de reconocerle lo bien escrita que está, en la que incluso he llegado a disfrutar de forma especial algunos párrafos de verdad muy bonitos (en especial una carta de un personaje de peso en la novela: el eunuco); si he de ser sincera tengo que decir que no me ha gustado mucho.

Le falta algo muy importante cuando se trata de novela histórica (género que cada vez me gusta menos por esta razón), y es que no sólo vale con desplegar el fondo histórico, también para mi gusto en la construcción de los personajes tiene que notarse que proceden de allí,  y esto es lo que no he encontrado. Los personajes no son creíbles, carecen de autenticidad para mi gusto, y siendo así, pues, nos perdemos el verdadero viaje que se busca en la Historia, quedándote con algo que parece una falsificación.

Pero si buscamos conocer de forma entretenida acontecimientos históricos con rigor, pero sin abrumar, y endulzada con exotismo y fácil rebeldía, la novela puede gustar mucho. 

Para no ser injusta, me podría despedir diciendo que esta lectura ha sido una pequeña decepción aunque, eso sí,  muy recomendable.

NOTAS PERSONALES:
  1. La madre de la escritora nace en Estambul, en 1911, en el harén imperial otomano. Muere en 1941.
  2. 1918 Fin de la IGM. Debilitamiento del Imperio Otomano, y amenaza intervención de Francia, Inglaterra e Italia. Selma tiene 7 años.
  3. 1922 Atatürk consigue lo que parece imposible, que es impedir que Francia, Ingalterra e Italia se posicionen en tierras turcas, creando sus intereses y aliados. Atatürk les gana la batalla y por lo menos Turquía seguirá siendo libre, independiente. Como contrapartida, Atatürk se hace con el poder. Primero proclama la abolición del sultanato, para que el poder religioso y político quede separado. Después …
  4. en 1924, proclama la abolición del califato, ya no hay tampoco autoridad religiosa. Y la familia real turca es expulsada, con ella: Selma, nuestra protagonista.
  5. En 1924. Al ser expulsada Selma, que ahora tiene 13 años, se exilia en Beirut. Una ciudad cosmopolita y moderna, permaneciendo allí hasta que ...
  6. en 1937 se casa con un príncipe hindú de religión musulmana chiíta, volviendo a un harén como en Estambul, aunque ahora en la India.
  7. En 1939 Selma viaja a París. Le pillará la guerra, y nace en ese año la escritora de esta novela.
  8. Selma muere en 1941. La escritora queda aparentemente huérfana criándose en occidente. No sabrá de sus orígenes hasta los 20 años. A partir de ahí dedicará su vida a recuperar sus raíces.
  9. En la actualidad, la escritora se ha especializado en Oriente Medio y habla con fluidez además del francés, el inglés y el español; el turco, árabe y urdu.


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La muerte en Venecia

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 Escritor: Thomas Mann

Gustav Aschenbach, de 50 años, es un escritor de voluntad firme. Toda su vida la había dedicado a su arte. Para no extraviarse, se mueve en un mundo exterior muy reducido. Él se veía, a su modo, como un guerrero, porque para mantener esa “extrema disciplina” necesita de la misma fortaleza que la del guerrero, es más, se podría decir que Aschenbach se aproximaba incluso a la figura del héroe, tan incansable, recto y sufriendo en silencio.
Era por esa razón, “el poeta de todos aquellos que trabajaban hasta los límites del agotamiento”, en un tiempo en que se estaban poniendo de moda los individuos que prefieren aflojarse dejándose llevar por los sentidos, por la vida a lo Nietzsche con la excusa de un "pensamiento profundo”.
Aschenbach era “el burgués, considerado y respetado” al que un Nietzsche pudiera despreciar.

Pero ahora … se encuentra cansado, agotado. Repentinamente un “sencillo deseo de viajar” se instala en él. ¿Y qué no es ese viaje sino una ansia de huir, de liberarse, de descansar de uno mismo, de olvidarse de tanta lucha por el no-extravío? ¿No será también esta necesidad de descanso, el aviso del final que esta próximo y la necesidad de iniciar el camino hacia el 'espíritu', la muerte? ¿Y para esto, no habrá pues, al menos en su caso, de extraviarse?

La novela es de verdad una obra de arte, aunque hay que ir con tiento porque yo casi no lo veo. Lo cierto es que no me hubiera dado nunca cuenta, si no es por una amiga que me dijo (no es cita exacta): “¡ojo!, ¡no dejes pasar los simbolismos! ¡Ahí reside la magia de la novela!”.

¡Toda una sorpresa! Una vez que identificas esos símbolos, los que puedas, porque hay muchos, la percepción de la novela cambia como por arte de magia y te encuentras sorprendida al ver cómo se puede hacer algo así utilizando, palabras, imaginación, filosofía, un poso cultural, e inteligencia. Y debido a esta riqueza en los símbolos, la novela está destinada a ser releída, porque conforme uno se ve capaz de identificar más símbolos, más profunda y mágica se convierte la experiencia.

Así que, si en un primer nivel parece que esté contando la historia de un escritor cansado de sí mismo que cae de forma obsesiva en la sensualidad que le ofrece la belleza de un niño, y hay lenguaje explícito suficiente para verlo así, si uno quiere; es verdad que también si lo preferimos, podemos, como con el cuadro de Dalí (*) ir alejándonos de esta primera impresión, para ver otro plano mucho más poético: un viaje embaucador hacia la muerte, en la que Venecia, con sus canales, sus trampas, los vapores de la peste, sus almas desenfrenadas por la amenaza de dicha enfermedad secreta; no son más que los ríos y demás sorpresas que habitan en el escenario del Estigio en el Hades. Aunque, a la vez, a ratos, ambos niveles permanecerán superpuestos.

Y es que Thomas Mann hace todo esto como nadie, “la dicha del escritor es su posibilidad de transformar la idea enteramente en sentimiento; el sentimiento, totalmente en idea”.

NOTAS PERSONALES:
  1. Leer Fedón (libro donde se cuenta las últimas conversaciones que Sócrates mantuvo con amigos próximos, entre los que se encontraba Fedón, su filosofía de lo que es la muerte, horas antes de ser ejecutado). Las últimas palabras del personaje de esta novela van dirigidas también a Fedón.
  2. El rasgo tan alemán o occidental, si se quiere, de contención de los deseos, de mantener una extrema disciplina y lucha para no “extraviarse”, es algo que me ha parecido ver en otras obras de Mann, como por ejemplo en “La montaña mágica”. Allí Settembrini, el humanista, defiende la acción, con guerra si es necesario, para mantener los principios de su mundo, si es necesario, en contraposición con la indolencia “oriental” del que se deja llevar, de fluir y todo eso, del culto a la no-acción. El protagonista de esta novela mantiene esta postura de extrema disciplina, cercana a la heroicidad, “los moralistas de la acción, que a fuerza de exigir a la voluntad logran producir, la impresión de lo grandioso”.
  3. Ese héroe queda representado como San Sebastián, el sufriente que aguanta el dolor con entereza admirable. Y aquí podríamos ante otro de los símbolos, pues este San Sebastián es el santo que se invoca en la peste; y la peste es precisamente la enfermedad que estaba infectando Venecia en la novela, y allí estaba San Sebastián, si se quiere ver como nuestro protagonista.
  4. Si la muerte es el final del camino hacia la unión con el espíritu y en el que de forma necesaria el cuerpo (la materia) se queda en la tierra. De forma muy poética, este escritor viene a decir, que para un artista, su lazo en la tierra con el espíritu se alimenta de la belleza, y para acceder a ese espíritu, no puede más que sucumbir a la admiración y al deseo, y de ahí la imposibilidad de evitar el extravío contra el que tanto se ha luchado a base de férrea voluntad. Se dice en la novela a este respecto (no es cita exacta):
    “Pues sólo la belleza es la única forma espiritual que recibimos con nuestro cuerpo (la materia) y que nuestros sentidos pueden soportar. La belleza es, pues, el camino del hombre sensible al espíritu. La belleza es el camino que lleva al artista hacia el espíritu (la muerte es su encuentro final). Un camino peligroso, un camino de pecado y perdición, que necesariamente lleva al extravío. Porque el poeta, no puede andar ese camino de la belleza sin que Eros lo acompañe y le sirva de guía”.
  5. El niño, al representar a Eros, es el camino que el protagonista necesita para llegar a la muerte, igual se podrá decir que es por esa razón la representación de la misma muerte, aunque no estoy segura, lo veo más como el camino hacia la muerte.
  6. Un rasgo sensible y atribuido en mayor medida a lo femenino y que en nuestro mundo está desvalorizado y utilizado para despreciar la inteligencia de la mujer, probablemente porque nuestro mundo está ordenado por lo masculino, aquí Thomas Mann lo recupera, devolviéndole su valor, algo que por otra parte también, creo, que intentó recuperar Robert Graves en su Diosa Blanca (pero eso será para otro momento), y es cuando dice el escritor en boca del escritor protagonista:
    “Y que si podemos ser héroes y disciplinados guerreros a nuestro modo (se refiere a esa contención y disciplina), nos parecemos, sin embargo, a las mujeres, pues nuestro ensalzamiento es la pasión, y nuestras ansias han de ser el amor, ¿comprendes ahora cómo nosotros los poetas, no podemos ser ni sabios ni dignos? ¿Comprendes que necesariamente hemos de extraviarnos?
  7. Entre los símbolos, voy a poner dos ejemplos más, para darse uno cuenta del estilo de los detalles  que pueden pasarse por alto con facilidad: La góndola, “negra, con una negrura que sólo poseen los ataúdes, evoca aventuras silenciosas y arriesgadas, la noche sombría, el ataúd, y el último viaje silencioso”. El peluquero, que “falsifica” la juventud con maquillaje para engañar al objeto amoroso o …. ¿es el maquillaje con el que se preparan a lo muertos en su viaje final?
  8. El apellido del protagonista, Aschenbach, que es alemán, significa arroyo de ceniza.
  9. Y el nombre del protagonista, Gustav, es el nombre del compositor Gustav Mahler y que es a su vez inspiración del protagonista de la película “Muerte en Venecia” de Visconti, basada en esta novela. Por eso la música de la película es de Mahler. Mahler también murió a los 50 años. He leído en LyL, que además, parece ser que el mismo Mann, le puso ese nombre a su protagonista al conocer en 1911 la muerte del compositor y que el tiempo de la novela se desarrollara en ese mismo año.